Cuando atravesamos una crisis, no estamos experimentando una falla que necesita ser corregida, sino más bien viviendo una oportunidad de “re-estructurarnos” y salir como individuos más fuertes y más adaptados a las corrientes y problemas de la vida.
Llega el momento en que te saturas, te cansas de sufrir y sucede la magia; sufrir te conecta con la humildad y la valentía de buscar el cambio, de abrirte camino a lo nuevo.
Dale significado a tus caídas, puede que sea lo mejor que te pase en la vida.
El sufrimiento es el motor del cambio, el progreso y la evolución
Rompe las ilusiones
Una crisis muy a menudo hace añicos la “realidad” del individuo. Puede ser tan perturbador que toda la realidad parece desmoronarse. En muchos sentidos, esto puede ser algo realmente positivo. En nuestra vida construimos todo tipo de creencias, apegos e ideas que son ilusorias en el mejor de los casos. Algunos de ellos se fortalecen a medida que se refuerzan con las decisiones que tomamos y las experiencias que tenemos.
Estas realidades o ilusiones fabricadas pueden estar tan profundamente arraigadas que sólo puede ser necesario un “choque o crisis del sistema” para atravesarlas. De hecho, la crisis hace que la persona se sienta desnuda. Despojadas de mundo, se da cuenta de lo profundamente apegadas que estaban a algo nada auténtico e irreal.
Descubre nuevos significados
Cuando alguien atraviesa una crisis, cambia su perspectiva de la vida. Aquellas cosas y creencias que alguna vez fueron sostenidas como “sacrosantas” son cuestionadas. Con este cambio fundamental de valores y de perspectiva, tenemos la oportunidad de descubrir nuevos significados y perspectivas a nuestro alrededor. Cambiamos nuestro lenguaje de vida, lo que puede hacernos fluir y familiarizarnos con experiencias que nunca antes habíamos tenido en cuenta.
Oportunidad de reinicie el sistema
La crisis puede ser un proceso de limpieza profunda; por supuesto que no se siente nada bonito cuando lo estás atravesando, pero una vez que pasa la tormenta logras ver la vida con otros ojos. A veces una crisis puede ser considerada una segunda muerte (o una muerte del ego) y con la muerte viene el renacimiento.
Saldrás más fuerte
Las crisis pueden ser sobre todo pruebas. En esos momentos en los que uno se siente completamente perdido y herido, hay oportunidad de ser probado. Recuerda que las crisis también pueden ser vistas como una iniciación a la vida – una prueba o desafío que puede llevarte a un nuevo nivel de ser. En última instancia, te hace más fuerte, no porque hubiera “endurecido tu piel” como algunos suponen, sino por el contrario, porque te hace más flexible y abierto a las tormentas venideras.
Poniéndote en Contacto con su “Ser Interior”
El punto sobre la apertura de hecho apunta a otro beneficio oculto. En el primer punto mencioné cómo la crisis puede romper nuestras ilusiones. Las ilusiones pueden ser tanto sobre nuestra vida externa como sobre la interna. Podemos tener muchas ilusiones sobre nosotros mismos, como imágenes o identidades no auténticas de nosotros mismos. Romper esas ilusiones y ser más abiertos nos llevará a un aspecto más cercano y verdadero de nosotros mismos.
Suelta y confía
El verdadero desafío de una crisis de vida es dejar ir y confiar. Es contradictorio dejar ir y confiar en el momento en que nos sentimos más vulnerables, golpeados o traicionados por la vida, pero ahí está el desafío. Sin embargo, Dejar ir y confiar resulta el mayor y más gratificante beneficio de cualquier crisis.
Cuanto más resistimos, más difícil será el paso. Es un poco como cuando estás flotando en el mar y las olas vienen hacia ti. Si luchas, tus músculos se ponen rígidos, pierdes mucha energía y aliento y eventualmente te arriesgas a hundirte. Al dejar ir y relajarse es más fácil mantenerse a flote.
Sobretodo, aunque te sientas de la peor manera, no dejes de agradecer la crisis de vida que tienes, porque en definitiva te llevará a convertirte en tu verdadero YO y a ser tú mismo.
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