El pensamiento catastrófico en muchos casos constituye una tentación. Ponernos en el peor escenario puede impedir que nos decepcionemos, eso sí, pagando el precio de sembrar en nosotros la semilla de la amargura.
El pensamiento catastrófico en muchos casos constituye una tentación. Ponernos en el peor escenario puede impedir que nos decepcionemos, eso sí, pagando el precio de sembrar en nosotros la semilla de la amargura.