“Haz tenido mucha suerte Axel” – es la frase que escucho una y otra vez cuando cuento mi historia de vida. Y es que es una forma fácil y práctica de no dar merecimiento a la persona; el ego es poderoso, se niega a reconocer el éxito de los demás, si pero no.
Nuestra vida, lastimosamente se rige de creencias familiares que sólo nos atan, y no nos dejan ver más allá del horizonte. Por años, la suerte ha sido la culpable de los buenos momentos, y sobre todo de las peores desgracias, incluso lo decimos inconscientemente, y es que a alguien tenemos que culpar, nos cuesta aceptar nuestra responsabilidad, se sigue pensando que el éxito es resultado del azar.
La suerte no existe; nada es casual, todo es causal, en algún momento intervenimos para que el resultado fuera así.
Albert Einstain fue diagnosticado lento aprendizaje, años más tarde se convirtió en un gran físico. Michael Jordan era pésimo canasteando, años más tarde se convirtió en una inminencia y una gran marca personal. Axel Zamudio decidió emprender un negocio y un año más tarde fracaso y terminó endeudado. Lupita era vegana y se ejercitaba constantemente, años más tarde falleció de cáncer de mama. Ninguno de estos casos fue buena o mala suerte; es que así tenía que ser.
No es casualidad que las personas que utilizan frases como: no hay dinero, me van a robar, me voy a enfermar otra vez o todos los hombres son iguales, sigan atrayendo más de eso a su vida.
El Universo manifiesta naturalmente y perfectamente nuestra realidad cotidiana creando las situaciones que verifican nuestras creencias.
La física cuántica afirma que ahí donde ponemos la atención, ponemos la energía. ¿Tú en qué piensas constantemente?. TODO en esta vida es resultado de nuestras acciones, de lo que pensamos, de lo que decimos, de lo que hacemos o dejamos de hacer.
Aquello en lo que te enfocas tiende a expandirse.
¿Podríamos estar hablando del Karma?
¡Claro! karma significa ‘acción’ y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales.
Las acciones que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente, con el tiempo nos generan resultados. Constantemente emitimos pensamientos; el Universo se encarga de hacerlo realidad. ¡Si piensas que estás jodido, estás jodido!.
¿Cómo puedo alejar la “mala suerte” de mí?
¡Sencillo! Siendo consciente de tu voz interior; cambiando tu forma de ver el mundo y de los resultados que tienes. Dejando de juzgar y culpar, dejando de entrar a campos energéticos tóxicos (persona que se quejan y no accionan), respetando la vida de los demás, centrándote en tu campo de influencia (en lo que está cerca de ti, lo que te rodea), dejando de perder energía en cosas que no puedes cambiar, fluyendo con ellas y tomando lo mejor, el auto-conocimiento es esencial, haciendo las cosas diferentes, dejando de pensar y comenzar a sentir. Qué como diría una buena amiga “Sí a todo como es”.
Las cosas que tú haces, por pequeñas que sean, son como las gotas en un estanque. Cada gota crea una onda imperceptible pero que afecta la superficie en su totalidad. Y así somos nosotros, cada acción que emprendas, cada pensamiento que generes, cada intensión que mandas al universo emite vibraciones, y está afectando de una manera invisible, pero definitiva, el lugar a donde tú vas a llegar.
Estamos creando nuestra realidad con cada acción que emprendemos, seamos conscientes de lo que pensamos y hacemos todos los días. Es posible modificar nuestro destino, sumando a la balanza buenas acciones. Ya lo decía Stephen Cowey: Si queremos recibir aprendamos primero a dar.
Dejemos de poner “a la suerte” el éxito de nuestra vida. Nada es producto del azar; detrás hay fracasos, preparación, esfuerzo y dedicación. Cuando actuamos con valor, todo se reduce a una cuestión de tiempo.
En un Universo dual se cree en la casualidad, en el Universo cuántico no existe la buena suerte o la mala suerte, existe la resonancia. ¿Tú qué señales estás mandando constantemente?.
Recuerda que todo en el mundo es perfecto. Todo es percepción, no vemos las cosas como son, sino como somos.
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