Las personas necesitadas de amor son aquellas que, probablemente, han crecido privadas de afecto y de cercanía emocional. Esas que esperaban el calor de unos brazos, el sostén de unas palabras cargadas de amor o que, simplemente, no se sintieron lo suficientemente arropadas por las personas de su alrededor.
Quienes han vivido la ausencia del afecto, crecen esperando ver curada su herida. El problema es que suelen creer que otros serán los responsables de ello, cuando en realidad es la aceptación y la semilla del amor propio la que puede hacerla sanar. De ahí, que ser amados se convierta en una necesidad. Aunque en principio no hay nada de malo en buscar el amor con empeño, en este caso hay una distorsión que conduce a un objetivo falso: compensar el desamor de la infancia y reparar el daño en el amor propio, suscitado por la carencia, con otra persona.
“Lo que somos se lo debemos al afecto. Los días de nuestra existencia ocurren gracias al cariño”.
-Dalái Lama Tenzin Gyatso-
Las personas necesitadas de amor muchas veces veces terminan generando situaciones que lejos de llenar su vacío, más bien lo incrementan y profundizan. Estas son 7 de las características que definen ese estado de necesidad.
1. Obsesión por el afecto
Para quienes están necesitados de amor, el afecto tiene unas dimensiones desproporcionadas. Llegan a creer que todo lo demás es irrelevante. Cuando reciben expresiones de afecto de alguien, básicamente se produce en ellos un incendio interior.
Les cuesta mucho trabajo dejar que el afecto fluya tranquilamente. La posibilidad de recibir afecto de alguien hace que se sientan muy ansiosos. Se emocionan y se aterran a la vez. Suelen convertir el afecto en una obsesión.
2. Tratan de controlar al otro
Una característica muy frecuente de las personas necesitadas de amor es que cuando encuentran afecto en alguien se vuelven posesivos y controladores. Su objetivo en sí no es el de controlar la vida de otra persona, sino más bien evitar un sufrimiento.
De forma no muy consciente, suelen creer que si mantienen bajo la mira al ser amado, esto impedirá que lo pierdan. El temor a ser abandonados o traicionados, fruto de su herida, los lleva a un afán de dominio que, precisamente, puede llevar al desgaste o la ruptura.
3. Son demandantes
Para alguien que no ha recibido amor genuino es muy difícil creer que otro le ama. Por esa razón, exigen demostraciones de afecto constantes. Esto hace que se tornen muy demandantes con su pareja, o con quien tienen un vínculo afectivo.
Esto se traduce en pruebas y recriminaciones continuas. “Necesitaba que estuvieras ahí, pero no estabas”. “Quería que tuvieras un detalle especial y no lo hiciste”… Es como si pensaran que solo es amor cuando el sentimiento es absoluto e incondicional, cosa que ni una madre puede prodigar.
4. Mendigan afecto
Las personas necesitadas de amor son muy exigentes, pero, a la vez, excesivamente permisivos. Suelen aguantar más de la cuenta. Cualquier cosa es mejor que perder a la persona amada y, por eso, se vuelven capaces de pasar por encima de sí mismos.
Si ven señales de que el otro se aparta de ellos, se muestran capaces de hacer cualquier cosa por no perderlo. Tienen la convicción de que valen muy poco y que solo el otro da sentido a su vida. Por eso llegan a tolerar el abuso, si es necesario.
5. Se sacrifican en exceso
Quienes no han sido suficientemente amados imprimen cierto drama y sufrimiento al amor, sin que sea necesario. Están tan agradecidos de que alguien los ame, que no ahorran ocasión para hacer sacrificios por esa persona que les prodiga afecto.
En ocasiones, el amor implica sacrificios, es cierto. Pero en este caso, las cosas se llevan al extremo. Y extremo significa llegar a actuar como si el otro fuera el único que tuviera derechos y privilegios. Como si el único deber del otro fuera recibir y no dar.
6. No confían en el otro
Por más que lo intentan, quienes cargan con el lastre del desamor no logran confiar en el otro. Tienen una suspicacia que impregna de punta a punta sus vínculos amorosos. Lo que esperan no es que los amen, sino que los abandonen o hagan daño.
Es tan fuerte la desconfianza que experimentan, que llegan a ver malo lo que es bueno, o negativo lo que es positivo. Se empeñan en encontrar segundas intenciones, agendas ocultas o pruebas de complot. Forma parte de su brutal necesidad de no ser lastimados.
7. Toleran lo intolerable
Lo intolerable es el maltrato y cualquier forma de abuso. Desgraciadamente, el círculo vicioso de la falta de afecto lleva a que muchas personas, carentes de amor, admitan ese tipo de comportamientos, en aquellos con quienes creen tener un vínculo amoroso.
En realidad, no logran definir dónde está la frontera entre una desavenencia o un conflicto y una situación de abuso. A veces, montan en cólera por una nimiedad. Al mismo tiempo, son capaces de admitir que atenten contra su integridad física o psicológica.
Todos estos patrones configuran una situación paradójica. Las personas necesitadas de amor deberían encontrar ese afecto para matizar ese vacío que los habita. Pero la falta de amor por sí mismos, los lleva, una y otra vez, a caer en las garras del desamor. De ahí que, en estas condiciones, sea necesaria una intervención profesional.
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