Seguro recuerdas aquella frase que de niños mencionábamos en tono de burla: “soy espejo y me reflejo”. Por nuestro nivel de consciencia, era casi imposible entender el trasfondo y poder del enunciado.
Seguro has escuchado una y otra ver decir a mujeres enojadas “¿Porqué todos los hombres son iguales?”. La respuesta radica en que lo mediocre atrae lo mediocre. La pregunta debería ser “Qué estoy haciendo yo para atraer a ese tipo de hombres y qué debo hacer diferente”.
Todo lo que llega a nuestra vida es un reflejo de lo que hay en nuestro interior.
Te comparto un texto de Deepak Chopra en el que explica por qué atraemos a cierta gente y rechazamos a otra:
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Tú y yo somos lo mismo. Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.
Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia. Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia.
Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. Sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos en nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo.
La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si no tienes la capacidad para actuar con maldad. Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean.
Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti.
Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual.
Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.
Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.
Todo lo que nos molesta de los demás nos ayuda a entender lo que en realidad somos; Somos espejo
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