Soy de las personas que está abierta a adquirir conocimientos, aprender y desarrollar mis habilidades, pero últimamente he caído en la trampa; asistir a conferencias que te motivan y te invitan al cambio desde la culpa, conferencias gratuitas con el fin de vender una ideología, o lo que Odin Dupeyron bautizó, como “el pensamiento mágico pendejo”.
-“Es el momento, qué esperas, es tu oportunidad, E M P R E N D E Y A, A B R E T U N E G O C I O vende estas membresías de mi empresa”.
Uno de los negocios más rentables es la motivación personal; táctica que es implementada en diferentes empresas para prospectar e incrementar el número de ventas. Inician motivándote, pasan al siguiente nivel; comienza el señalamiento por ser empleado, terminan platicándote de todo lo que te estás perdiendo y te hacen sentir miserable por la vida que llevas. El sentimiento de culpa es obligatorio. Son conferencias o charlas gratuitas que buscan venderte los suplementos alimenticios, la idea de ser diamante, el taller para hacerte millonario o trabajar desde tu celular con Forex.
Te crean el problema, te imponen la posible solución e inyectan el miedo basado en si no los elijes. Suelen tener un común sustento, o a lo que llamo “la biblia del emprendedor mete miedo”; el cuadrante de flujo del dinero de Robert Kiyosaki.
Sabemos que el movilizador de toda la vida es el miedo, las personas compran por miedos; todos quieren seguridad, pero lo que a veces hace falta en estas conferencias es conocer los procesos del cerebro. Las neurociencias dicen que cuando se le impone o se vende miedo de forma directa, se cierran todos los canales de comunicación, negándose a escuchar, ver o actuar.
“Emprende” “Sé Feliz” “Vive en libertad financiera” “Deja de trabajar” “Dale espacio a la familia” “Cambia tu vida” “Deja de ser empleado” “Vive en otra realidad” “Deja de ser un esclavo” “Te vas a arrepentir algún día”. Son las frases célebres.
Entiendo que el significado del colectivo común es similar hasta por el 90%, pero qué hay del otro 10% que disfruta su trabajo, qué hay de aquel empleado que tiene 16 años en una empresa y con buena paga (tal es el caso de un conocido), que hay de aquel auto-empleado que se divierte siendo médico, qué hay de aquella persona que prefiere vivir una vida normal, con sueldo base y sin compromisos extras, qué hay de mí que disfruto el lado de ser empleado por 4 horas al día trabajando para una radiodifusora y aunque no me pagaran lo haría. ¿Cuál es la prisa? ¿Por qué no dejan que cada quién elija? ¿Por qué quieren que todos sean dueños de empresas y obtengan ingreso residual? ¿Por qué buscan vender ideologías “correctas”? ¡Dejen de vender patrones de éxito y felicidad!.
“Inicia tu negocio, sé dueño de tu tiempo”. – Así me dijo una persona con el fin de venderme la idea de que invierta en una membresía y recomiende a otras personas los productos. No sé ustedes, pero a mí no me gusta mucho la imagen de tener mi “propio negocio” y que la empresa no esté a mi nombre.
Entiendo que hay resultados evidentes de ganancias, eso no se pone en duda, lo que no gusta es la forma en que dan las cosas por hechas, la forma en que se manipula. No es ético vender miedo, el éxito no se gana a través del engaño y la falta de valores.
Sin darnos cuenta se está cayendo en los fanatismos, en las mismas tácticas de las religiones. Se piensa que esa es la verdad absoluta, que aproveches, que es momento ahora que eres joven, que te arrepentirás si no lo haces, que no quiero decirte después “por qué no me hiciste caso”.
Compañeros colegas motivadores; dejemos de imponer, demos espacio y tiempo para que cada quien actué a su momento, dejemos de crear cargas absurdas. No creo en las personas que motivan para vender. Creo en la motivación y en las conferencias, pero sin imposiciones ni culpas, sino como un ejemplo de vida y oportunidad.
Entiendo que es necesario generar emprendedores, motivar a que salgan de su zona de confort, a que busquen el trabajo de su sueño, pero a veces se nos olvida que también necesitamos a personas que se levanten a la 3 AM a prender las máquinas y comenzar a hacer tortillas, también se necesita de la cajera del banco, del señor que limpia los carros o que va a la pizca, del locutor que hace reír por las mañanas, a veces se nos olvida que también se puede ser feliz y libre en cualquiera de esos trabajos, y que la responsabilidad de actuar está en cada uno de ellos.
Para ser exitoso y vivir intensamente, no hay trucos mágicos ni pirámides; simplemente crear sistemas y trabajar estrategicamente en aquello que te mueve.
Y seguro habrá quien al término de leer esto diga “Ay Axel, es que tú tienes una mente de pobre, cómo la del 95% de Latinoamérica”… ¡AYYY POR FAVOR NO M*A/M#E%N¡ Es lamentable saber que lo único que pueden ofrecer es dinero.
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