Axel Zamudio
Cuando me preguntan que a quien admiro, normalmente menciono a Denise Dresser; politóloga, escritora, columnista para algunos periódicos de gran circulación en México, profesora, activista, conferencista y sobre todo una mujer con muchas agallas, cualquiera se rinde hacia ella.
La noche del jueves 29 de agosto del presente año, nos engalano con su presencia ante una plaza abarrotada que a gritos maldecía los gobiernos priistas, pero que se levantaba en una euforia total cada vez que la politóloga afirmaba estar a favor de la marihuana (punto en el que no converjo), comentó que “ el mercado del narco es de los pocos mercados funcionales del país, funciona con base a la oferta y la demanda, y hay competencia y hay buenas redes de distribución… la guerra contra el narcotráfico es una guerra que no se puede ganar…” concuerdo rotundamente en este punto, pero es estúpido pensar que si se legaliza se terminara con el narcotráfico de estupefacientes y toda esta guerra que comenzó en el sexenio de Calderón. De nada sirve legalizar si no se crean leyes eficaces para su regulación pero además organismos fiables para la aplicación de estas, todo esto acompañado de programas de prevención.
México no es EUA, México no es Alemania, México es México, un país de gente que aún sigue adormecida, con ganas de dormir más, población sin reacción alguna pase lo que pase, dispuesta a no luchar por un cambio, con jóvenes que usan la marihuana conforme a modas en busca del libertinaje, para “tripear”. México, el país donde se busca todo lo criticable a los demás para usarlo a nuestro favor, en vigilar a otros y esconder la mano, en sentirse listo cuando das gato por liebre, pero maldecir a los que te la hacen a ti, somos UN PAÍS DE MEDIOCRES QUE QUIERE GOBERNANTES GENIOS CON LAMPARITA Y TODO.
Tras 40 minutos de un discurso ya muy gastado, publicado en muchos medios, con millones de reproducciones en Youtube y publicado en su libro “El País de uno”, aporto una visión descaradamente incisiva, potente, asertiva, indignada y, para fortuna de quienes podemos leerle, valiente y puntual: un grito poderoso que invita a levantarse y sacudir el polvo de apatía, conformidad y desaliento que ha cubierto nuestros anhelos de cambio y libertad.
Al finalizar su ponencia, fue acompañada de largos aplausos por parte de un sin número de personas que terminaron hincándose hacia ella poniéndose de pie, mientras la pantalla del recinto hacia close up en su rostro, un rostro frágil pero inquebrantable, un rostro que denotaba egocentrismo y soberbia, un rostros que estuvo a punto de soltar unas cuantas lágrimas, pero el orgullo pudo más.
Yo ya sabía a qué iba, a escuchar un mundo de injurias hacia el “copetudo electrónico” como lo hace llamar ella, hacia la burocracia, hacia el capitalismo de cuates, hacia sus máximos enemigos; hacia “El PRI”. No me sorprendió su ponencia, ya que hace 1 año había leído su libro “El país de uno”.
No me quejo de haber ido, al contrario era una gran oportunidad para que su firma estuviera en mi libro. Y así sucedió tras haberla comprometido por micrófono ante más de 2,500 personas que abarrotaron la plaza.
En lo personal, lo más sorprendente (aparte de la firma), fue ver un mundo de personas esperando la ponencia de esta señora, nunca había visto en Ensenada que tanta gente estuvieran reunida así ante un evento cultural… oo cierto la entrada era libre.
Solo resta agradecer a todos los asistentes que se mantuvieron motivados a luchar por tan solo 40 min. en pro de un México mejor. Saludos a todos esos anti-priistas y anti-capitalistas que se pusieron la camiseta durante la ponencia de Denise, pero que al termino de la conferencia regresaron a casa a mirar alguno de los canales de televisión que conforman el duopolio mexicano, tal vez otros pasaron a cargar gasolina al monopolio de PEMEX y a engordar a el magnate Romero de Champs, y que decir de los que al otro día regresaron al precario sistema de educación pública de este país. Saludos a todos ellos que gritaron en apoyo a Denise, pero que el día de hoy estoy están callados ante tremendo calorón prefiriendo estar en casa pegado al abanico, mientras son un revolucionario más por Facebook, mientras engordan la cartera de los multimillonarios mexicanos en apoyo al capitalismo de cuates.
“Nacer en la pobreza significa —en la mayor parte de los casos— morir en ella. Sin perspectivas, sin esperanzas, con la migración en la mente pero la familia en el corazón. Anhelando una vida mejor pero sin acceso a ella. Eso es lo que hemos creado. Un país estancado. Un país atorado. Un país que no educa a su población. Un país con petróleo pero sin ciudadanos participativos. Un país de empleados en vez de emprendedores”. (Dresser pag.22).
SEÑORA Dresser, le sigo y me encanta su trabajo analista, pero detesto su actitud.
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