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El síndrome Genovese: la soledad de la víctima

Axel Zamudio 12 May, 2019 Comments Off on El síndrome Genovese: la soledad de la víctima
El síndrome Genovese: la soledad de la víctima

El síndrome Genovese es un concepto utilizado para hacer referencia al fenómeno psicológico en el que una persona no presta ayuda, sino que se inmoviliza, cuando observa una situación de emergencia en la que se se espera que brinde su apoyo a otra persona que está en una situación de peligro importante.

Dónde y cómo surge

El nombre de este síndrome surgió a raíz de un crimen que se produjo en 1964 en Estados Unidos, en el que una mujer llamada Kitty Genovese fue apuñalada frente a su apartamento de madrugada y delante de decenas de testigos. Nadie hizo nada por socorrerla. Y aunque existían ya muchos ejemplos sobre la soledad de los que habitan en grandes ciudades y de la falta de interés mutuo entre sus habitantes, este caso se convirtió en un incómodo símbolo de ese tipo de apatía social que caracteriza a las grandes urbes.

Tal fue el impacto de la noticia que desde 1968 la Psicología Social se ha esforzado por dar respuesta a este fenómeno.

¿Por qué los testigos no intervinieron?

– Según las investigaciones, parece ser que las probabilidades de ayuda por parte de los demás aumentan notablemente a medida que hay menos personas en la escena problemática.

–   Los observadores tienden a dar por sentado que será otro el que intervendrá, de manera que finalmente todos ellos se abstienen de hacerlo.

–    El hecho de que los espectadores ven que los otros no están ayudando ellos tampoco lo hacen, y esto se acuña al “Gregarismo”; el comportamiento de aquellas especies que se agrupan en manadas. Los humanos somos animales gregarios, es decir, nos agrupamos en grupos sociales y necesitamos encontrarnos dentro de uno de ellos para sentirnos bien, estamos altamente influenciados por las personas que nos rodean. Nos basamos en el comportamiento de otras personas para accionar. En este caso quien decida dar el primer paso para ayudar accionará el sistema instintivo del espectador y automáticamente correrán “ayudar”, esto hará que más y más personas se sigan sumando, algunos ya sólo por el gregarismo: “veo mucha gente en un lugar y yo tengo que estar ahí sin importar que no sepa que es lo que está pasando, si hay mucha gente debe ser trascendental”.

–    Los espectadores piensan que siempre habrá alguien más cualificado que ellos para auxiliar a la víctima.

–   Se sienten inseguros o avergonzados a la hora de intervenir dada la gran cantidad de personas que hay observando.

Conclusión

Como reflexión final cabría añadir que, confrontados con este fenómeno, podemos llegar a advertir la peligrosidad que puede entrañar la pasividad humana.

De hecho, si como ciudadanos no somos conscientes de esta realidad y no nos esforzamos por contrarrestarla, se puede llegar a caer en una situación de negación de apoyo social.

Este acontecimiento nos debería hacer recapacitar sobre la calidad de la sociedad que estamos construyendo y sobre los valores en los que se apoya e incluso sobre la posible ausencia de estos.

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About The Author

Comunicador & Speaker; Enfocado a la transformación y el despertar de consciencia. A los 15 años me perdí, me encontré y descubrí la vida trabajando en un circo.

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