Pemex sigue siendo la gallina de los huevos de oro de los mexicanos; pero una gallina culeca, vieja, desplumada y casi conectada con respiración artificial, pero con una gran obligación; mantener al estado.
Como señala el escritor y político canadiense Michael Ignatieff: “Los recursos naturales como el petróleo son un arma de doble filo para la democracia en cualquier nación en desarrollo. El petróleo puede idiotizar a un país. Puede volverlo flojo, complaciente, clientelar, parasitario. Más interesado en vender barriles que en educar a su población. Más centrado en la extracción de recursos no renovables que en la inversión en talentos humanos. Más preocupado por distribuir la riqueza entre unos cuantos que por generarla para muchos”.
Desde que México nacionalizó el petróleo en 1938, los años de gloria han sido pocos. Hoy las reservas están cayendo, la explotación en aguas profundas se ve cada vez más lejos, hubo baja inversión, las refinerías no se dan abasto, cayó el precio del crudo, el negocio del gas natural se ha ido, sus costos superan sus ingresos, se fueron acumulando las ineficiencias, la corrupción, la mala administración, y sobre todo; el costo por apoyar a las familias mexicanas subsidiando la gasolina para mantener los precios bajos y a todos felices, hoy cobraron factura.
Pemex ha subsistido por todos estos años, ha sido saqueada de manera insolente y alevosa; por un estado ineficiente, por el sindicato y sus grandes beneficios, por la cartera de miles de pensionados, por el robo en ductos. Pero nadie lo quiere ver, sigamos fingiendo demencia. El pico histórico de 3.4 millones de barriles diarios, jamás volverá.
¿Qué dicen las cifras?
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Pemex pierde 33 millones de litros cada año por robo o defectos operativos.
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Sólo en 2016 se reportó una pérdida de 20 mil millones de pesos en combustibles.
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En 2008 Pemex producía 2.8 millones de barriles por día.
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En 2004 eran 3.4 millones.
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En 2015 su producción era de unos 2.2 millones de barriles, el nivel más bajo desde 1980.
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Exporta cerca de 1.4 millones de barriles, la mayoría son para Estados Unidos.
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Pemex financia 8 de cada 10 carreteras de este país.
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De cada 3 pesos que gasta el gobierno federal, estatal y municipal, alrededor de uno proviene derivado del petroleó.
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México era el sexto productor mundial de crudo por volumen y el décimo exportador.
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México importa más del 40% de la gasolina debido al déficit de refinación en el país. Recordemos que somos un país tercermundista.
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Pemex no gana dinero desde hace 10 años. Su último reporte de ganancia fue en 2006 con 46 mil 953 millones de pesos.
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El valor de Pemex es de 2,1 billones de pesos, pero su deuda es de 3,2 billones.
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Si el gobierno federal absorbiera la deuda, México tendría un 60% del PIB en deuda pública. Actualmente estamos en 45%.
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Los impuestos que paga Pemex equivalen a cerca del 40% del gasto del gobierno, lo que significa más de la mitad de los ingresos de la compañía.
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Pemex está condenado a una deuda multimillonaria por la costosa planilla de pensiones, jubilaciones y prestaciones a trabajadores.
¿Qué va a pasar con Pemex?
La reforma energética aprobada y promovida por Enrique Peña Nieto, busca abrir el mercado para que empresas extranjeras puedan vender e importar gasolina, obligando a Pemex a competir y reducir la captación de necesidades del propio gobierno, mejorando el abasto de hidrocarburos, o a lo que vulgar y erróneamente el populacho llama “la privatización”.
Lo que es verdad; Pemex seguirá siendo del estado, pero ese es el problema, porque nadie ha planteado cómo transformar a la gallina de los huevos de oro culeca y desplumada, cómo atacar la corrupción que vive, cómo reducir la deuda, cómo dejar de ser ineficiente, cómo quitarle poder al sindicato; una empresa que sirve a los intereses de unos cuantos.
Las propuestas de acción por parte de financieros y analistas varían; liquidar personal, vender activos (como se anunció), capitalizar la empresa o colocar acciones en mercados bursátiles. Los mortales como yo somos prácticos; ¡A la chingada, que vendan Pemex!.
¿Quiénes pagan los problemas de Pemex?
Recuerdas el lema ¿El petróleo es de todos los mexicanos? – ¡Pues efectivamente! Porque entre todos pagamos el costo de una empresa ineficiente y endeudada, gasolinazo tras gasolinazo.
Hemos creado al mayor monstruo y la peor estrategia de generación de ingresos, pero nos enorgullece cuando escuchamos “el petróleo es patrimonio de la nación”. Hoy todos dependemos de un hilo; del precio del barril. Todo gira entorno al oro negro. Nos hemos conformado con sólo perforar y obtener ingresos fáciles. Pero parece que se olvida que el petróleo es un recurso no renovable y volátil.
Cuando el petróleo se acabe, el impacto será brutal. México va a descubrir que tiene poco que ofrecerle al mercado global más allá de sus migrantes, mano de obra barata y guacamole.
México no necesita que los precios de la gasolina bajen, hace falta más educación, genialidad, talento e innovación. Eso y no la caída en la producción petrolera es lo que nos condena al sub-desempeño crónico.
Como lo dijo Atzayaelh Torres para el financiero: “Pemex es como un padre de familia que trabajaba doble turno para mantener a sus hijos adultos, casados y con más hijos, y que de un día para otro se quedó sólo con medio turno mientras que sus hijos, y los hijos de sus hijos, siguen con hambre y con ganas de cambiar coche cada año, y pues Pemex pide prestado para complacerlos”.
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